Teresa Robles nació el 28 de junio de 1944 en una familia mexicana de clase media
alta. Aunque sus abuelos eran muy tradicionales, su padre era rebelde y liberal.
Afortunadamente, desde niña le repitieron que era igualita a su papá y por lo tanto,
rebelde, inteligente, exploradora y audaz. Y por supuesto lo creyó, y eso marcó toda
su vida.
No fue a la escuela en Primaria. Su papá le enseñó, de manera indirecta, ciencias
sociales y antropología, a través de lecturas de textos sobre los que reflexionaban
juntos. Una maestra, en su casa, se ocupó de que aprendiera ciencias naturales,
español y matemáticas. Esto marcó su forma de aprender y aprehender. Creció
autodidacta y crítica. Con un papá cercano, inteligente y rebelde, aprendió a romper
los paradigmas con los que no se identificaba desde adentro y a crecer fuera de las
instituciones establecidas, libre de miedos, ya que se sabía audaz y exploradora. A los
8 años, escribió su primer libro que tocaba temas religiosos.
La muerte prematura de su papá en un accidente, la llevó a identificarse con él, con
más fuerza. A los 15 años tuvo que responsabilizarse de su mamá, su hermana y el
manejo de los recursos económicos que tenían disponibles.
Terminando la Preparatoria, entró a estudiar Trabajo Social porque quería una
profesión que le permitiera ayudar a la gente. Se salió porque le parecía que el nivel
teórico era muy bajo y al año siguiente entró a estudiar Antropología Social. Ahí
disfrutó de manera especial el contacto con la gente, explorar diferentes lugares y
culturas y abrir puertas para que las comunidades que visitaba estuvieran mejor. Para
esto, participó en la creación de un organismo universitario para dar servicio a la
comunidad (OUDEC). En la OUDEC (1965) editó un libro: La Zona Tarahumara,
campo abierto al desarrollo económico social de México, financiado por el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) y la Universidad iberoamericana (UIA) que
proponía un proyecto de desarrollo en la zona tarahumara. Realizó su investigación
para el grado de Maestría en la zona mazahua como parte del proyecto Plan Lerma
Asistencia Técnica.
Al terminar la Maestría en Antropología Social, se casó con alguien que tenía sus
mismos intereses y se fueron a estudiar a Francia una especialidad que les serviría
para terminar el proyecto de desarrollo en Tarahumara que habían iniciado en la
OUDEC. Su vida en Francia estuvo llena de experiencias intensas. Un poco después
de que inició el movimiento estudiantil de mayo de 1968, dio a luz a gemelos, Andrés y
Cecilia, el día de las madres que también era el día de la gran manifestación obrero
estudiantil y aniversario de la muerte de Juana de Arco.
De regreso a México, se encontró con que los programas surgidos de grupos de
estudiantes habían sido cortados, por lo que la familia se estableció en la Ciudad de
México y ella empezó a dar clases de Antropología en inglés en los cursos de verano
de la Universidad Iberoamericana. Sólo tenía las bases de inglés pero unas semanas
después de empezado el curso ya lo hablaba y entendía fluidamente.
Después del nacimiento de Daniel, su tercer hijo, el día de su cumpleaños, trabajó en
casa primero haciendo reseñas de libros, luego como investigadora externa en un instituto privado, el Instituto de Promoción y Servicio, AC (IPSAC) y entró a estudiar el
doctorado en Antropología. Dejó el doctorado al evaluar el esfuerzo que le implicaba
hacerlo con tres bebés, frente a la pobre participación de sus compañeros en los
seminarios y las aportaciones de los maestros.
En el IPSAC publicó varios artículos y cuando cerró, entró como investigadora de
tiempo completo al Instituto Mexicano de Estudios Políticos, AC (IMEP) donde trabajó
cuatro años, redactó más de 400 artículos publicados en su boletín semanal y publicó
el libro Fuentes para el estudio de la política en México(1979). En ese tiempo, fue
invitada como asesora de investigación al Centro Mexicano de Estudios de
Farmacodependencia (CEMEF) que más tarde se integró al Instituto Mexicano de
Psiquiatría. Ahí publicó un trabajo titulado La construcción de indicadores
socioeconómicos para el estudio de la farmacodependencia (1976).
A pesar de que desarrollaba un trabajo interesante, Tere añoraba el contacto directo
con la gente como antropóloga en el campo. Explorando nuevos caminos, participó en
varios grupos de estudios sobre Psicoanálisis y llegó a la Facultad de Psicología de la
UNAM pensando tomar algunos cursos como oyente. Ese día, estaba por iniciar el
examen de admisión para los posgrados. Mientras esperaba, empezó a leer los
cartelones anunciando diferentes posgrados y se dijo “puedo ser terapeuta y volver a
trabajar directamente con la gente”. Se inscribió al examen, lo aprobó y quedó
aceptada para inscribirse al Doctorado en Psicología Clínica.
Cuando llegó a casa después del examen y comentó a su marido que iba a ser
terapeuta, los dos, con la ayuda de su cuñado Pepe, arquitecto, empezaron la
construcción de su futuro consultorio a la entrada de la casa.
Al día siguiente avisó en el IMEP que se iba para estudiar psicología y ofreció entrenar
a quien la sustituyera antes de que iniciaran las clases. Quería dedicarse de tiempo
completo a estudiar porque tenía que llevar como prerrequisitos casi la mitad de las
materias de la licenciatura y todas las de la Maestría para ingresar al Doctorado. Lo
hizo en el mínimo tiempo permitido por el reglamento de la Facultad y luego, el
doctorado en dos años más. Simultáneamente se inscribió a un grupo de supervisión
para estar preparada para cuando viera a su primer paciente.
En esa época en México (finales de los años setentas) lo más prestigiado en la
psicoterapia era el entrenamiento en Psicoanálisis, así que, preparándose para ser
psicoanalista, inició un proceso de psicoanálisis individual y luego otro de grupo.
Nunca se sintió realmente cómoda con esos procesos pero las interpretaciones
constituían un reto interesante para el análisis y la reflexión. Persistió durante seis
años hasta el momento en que sintió que la psicoanalista y el grupo estaban
invadiendo su vida personal diciéndole indirectamente qué debía hacer, y se salió.
Una de sus maestras, la Dra. Bertha Blum, la invitó a trabajar con ella de forma
voluntaria en el Servicio de Nefrología del Hospital Infantil de México “Federico
Gómez”, que recibe como pacientes niños de zonas campesinas e indígenas. Ahí tuvo
la oportunidad de publicar varios artículos en donde comenzó a integrar la
antropología y la psicología.
Durante ese tiempo, llegó a consulta su primera paciente, una mujer mazahua de la
zona en donde realizó su tesis de Maestría en Antropología, María Alejandra.
Comenzó a trabajar con las metáforas que ella traía y, a pesar de las llamadas de
atención en la supervisión para que hiciera interpretaciones, que nunca realizó gracias
a su rebeldía e intuición, María mejoró notablemente. Este caso y los siguientes que
tuvo, le hicieron decidir que el Psicoanálisis como técnica no iba con ella.
Por ese tiempo empezó a estudiar Terapia Familiar Sistémica en lo que más tarde
sería el Instituto Latinoamericano de Estudios de la Familia (ILEF). Con tres
compañeras de ese grupo, formó el Centro Mexicano de Investigación y Clínica
(CEMIC) donde publicó El enfermo crónico y su familia. Propuestas terapéuticas, en
coautoría con Rosemary Eustace Jenkins y Marta Fernández de Cerruti (1987). Fue en
CEMIC donde comenzó a incursionar en forma autodidacta en la Programación
Neurolinguística. Y buscando sus orígenes, llegó a un Congreso organizado por la
Fundación Milton H. Erickson en donde se fascinó descubriendo la hipnosis y la
psicoterapia ericksonianas. Regresó inmediatamente a aplicar y enseñar lo que había
aprendido.
Para el siguiente Congreso de la Fundación (1988) presentó varios trabajos que fueron
aceptados. Por esa época necesitó que le extrajeran la vesícula y propuso a Jorge
Abia, médico internista y por entonces su alumno, que le ayudara a operarse con
hipnosis y sin medicamentos. Filmaron la cirugía y Tere la presentó en el Congreso de
la Fundación a un pequeño grupo de ponentes.
Ese Congreso, realizado en San Francisco, fue un parte aguas en su historia. Conoció
a Marilia Baker que se convertiría en una gran amiga y su mayor promotora
internacional, así como a las hijas del Dr. Erickson y a Jeffrey K. Zeig, con quienes
también inició una gran amistad. Mirta Ghiorzi, la invitó a dar unos talleres en la
Fundación Milton H. Erickson con Jorge Abia y Martha Fernández. Al terminar, el Dr.
Zeig los invitó a fundar el Instituto Milton H. Erickson de la Ciudad de México, lo que se
concretó al año siguiente (1989) con Jorge Abia.
A partir de ahí se hicieron cada vez más frecuentes sus participaciones en Congresos
en diferentes partes del mundo y la organización de congresos nacionales e
internacionales. La invitaron a enseñar en otros países. Aprendió portugués e italiano y
empezó a estudiar alemán para comunicarse en la lengua del país que visitaba.
En 1990, en un esfuerzo por comunicar a sus alumnos la forma en que había
integrado las enseñanzas del Dr. Milton H. Erickson, a quien consideró su MAESTRO
desde el momento en que lo conoció, se encerró frente a la computadora y escribió
Concierto para cuatro cerebros en psicoterapia. Este fue el primer libro de una editorial
que se constituyó ese año con el apoyo de sus primos Bernardo y Luz del Carmen
Ledesma, para publicarlo, Alom Editores.
Tradujo el libro al inglés y lo entregó a J. Zeig quien hizo el prólogo a la edición en esa
lengua.Alom Editores en el 2012 cuenta ya con varias series y más de 40 libros y
materiales de audio que se han traducido a otros idiomas, de los cuáles más de 15
han sido escritos y grabados por ella.
En 1999, al darse cuenta de que Jorge Abia y ella tenían visiones diferentes de por
dónde querían continuar y estaban trabajando en forma distinta, dejó a Jorge el
Instituto MHE de la Ciudad de México y la Fundación le concedió el permiso para crear
otro instituto con el nombre de Centro Ericksoniano de México (CEM) en el 2000.
Desde entonces, Teresa Robles dedica sus esfuerzos a dar bases científicas al trabajo
de su Maestro, a hacerlo entrar en el mundo académico y de salud mexicanos, a
adaptar sus técnicas a las lenguas en las que enseña y a la cultura latinoamericana. Y
gracias al apoyo de la Dra. Guadalupe Romo y del Mtro. Juan Antonio de la Mora que
sirvió de enlace entre ella y el CEM, se creó la primera Maestría en Psicoterapia
Ericksoniana con reconocimiento oficial en el mundo. Uno de los principales objetivos
de Tere es la actualización permanente de la Maestría a través de la investigación e
incorporando nuevos marcos de referencia.
Después de la Maestría se crearon Diplomados y talleres y está trabajando en un
Doctorado.
El Centro Ericksoniano de México se expandió nacional e internacionalmente
convirtiéndose en líder en la formación de líderes (psicoterapeutas, capacitadores,
directivos, maestros) y empezaron los reconocimientos a Teresa Robles.
Con su carácter explorador y audaz, incursionó en diferentes sociedades nacionales e
internacionales relacionadas con la psicoterapia y la hipnosis, en casi todas como
miembro del Consejo o miembro honorario. Entre ellas están: la Asociación Mexicana
de Terapia Familiar(AMTF), la Sociedad Cubana de Hipnosis (SCH), el Instituto de la
Familia, A.C. (IFAC), The International Society of Hypnosis (ISH), la Asociación
Mexicana de Administración en Calidad Total (AMACAT), Femmes Leaders
d’Amerique (FLA). En 2016 fundó en Portugal con Carlos Castro el Instituto
Internacional de Psicoterapia e Desenvolvimento Pessoal, y en el 2017 la
Asociación de Hipnoterapia del Estado de México la invitó a ser miembro honorario. En
1994, Ma. Eugenia de la Rosa la incluye dentro de su libro Mujeres mexicanas de
éxito.
En 2006, la Asociación Caribeña de Hipnosis Terapéutica reconoció sus aportaciones
al desarrollo de la hipnosis en América Latina otorgándole su Medalla Presidencial.
En 2008 fue candidata al Premio Rey Balduino I por la ayuda en el campo de la salud
a los más necesitados.
Ese mismo año, recibió la Medalla Nicolas Roerich del Comité Internacional de la
Bandera de la Paz. O.N.U. por contribuir a llevar la paz a los corazones.
En 2010 fue nominada al Premio Carlos Slim a la Trayectoria en la Investigación 2011.
Y en diciembre del 2011 recibió de la Fundación Milton H. Erickson, el más alto
reconocimiento que otorga esta institución: el reconocimiento por una vida dedicada a
lograr contribuciones sobresalientes en el campo de la psicoterapia (Life Time
Achievement for Outstanding Contributions to the Field of Psychotherapy). Este premio
se ha otorgado en años anteriores, por sus contribuciones, a Jay Haley y Ernst Rossi.
En 2013, la Sociedad Mexicana de Psicología le otorgó un reconocimiento por
sus contribuciones al campo de la Psicoterapia.
En ese mismo año, la Fundación Milton H. Erickson la invitó a participar en su
Congreso de Terapias Breves considerando que estaba naciendo en México
una nueva escuela de Psicoterapia: La Psicoterapia Ericksoniana basada en la
Sabiduría Universal.
En 2014 el Instituto Emergences en Francia le otorgó el Premio Milton H.
Erickson por sus contribuciones al campo de la Hipnoterapia.
En 2015, la Sociedad Internacional de Hipnosis, el Premio Pierre Janet a la
Excelencia Académica.
En 2017, la Confederación Francófona de Hipnosis y Terapias Breves, un
reconocimiento por sus aportaciones a la hipnosis en el mundo Francófono en
su Congreso en Clermont Ferrand, Francia.
En 2018, el premio Milton H. Erickson de parte de la Asociación de Hipnosis de
Nuevo León y otros premios más.
Teresa Robles continúa viajando y enseñando en el mundo su trabajo, pero
además ha iniciado proyectos nuevos con la idea de hacer llegar más lejos los
beneficios de las técnicas ericksonianas. Entre ellos: Un tratamiento para dejar
las adiciones; un programa de radio por internet titulado Por un mundo mejor,
que inició en 2018 y cuyos programas están guardados en un Pod cast en
Spotify con el mismo título.
Junto con Cecilia Fabre, Directora General del Centro Ericksoniano de México,
en 2023 inició una Clínica de Psicoterapia Ericksoniana On line, Evolux; una
plataforma para cursos de crecimiento personal, Ajal Li’ik y este nuevo
programa, Autohipnosis para ti.